No tengo más que buenos pensamientos hacia a ti, no podría odiarte, ni aunque lo intentara, ni aunque pusiera todo mi empeño en ello.
Y es que ¿Cómo voy a odiar a quien me llenó de paz y me enseñó a amar?
Si ya no estás de acuerdo con tenerme contándote las pestañas por las mañanas mientras tus ojitos descansan, entonces, yo estoy de acuerdo, lo respeto, eres el hombre más inteligente que he conocido, así que supongo que tus razones tendrás.
En mi corazón siempre tendrás una mesa reservada, un cuartito dónde descansar y huir del mundo. Y no, no necesitas darme nada a cambio, ni pagar con tu libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario