jueves, 29 de abril de 2021

29

Estuve pensando en ti, pensaba en que aunque ya nos despedimos, necesito hacerlo de nuevo.
Necesito hacerlo de manera definitiva porque estos días he estado esperando a que cambiarás de opinión. A qué tocaras a mi puerta y me besaras fuerte, me abrazaras muchísimo y lloraras en mis brazos como un niño que sea ha equivocado. 
Esperaba que me llamaras a media noche para decirme que me has estado extrañando como loco, que quieres ver mi cara todos los días al despertar, así como me dijiste muchas otras veces. 
Pero no.
Tú seguiste caminando y yo me quedé sentada en dónde me dejaste, tú te fuiste como dijiste, yo me puse mis audífonos y escuche nuestras canciones.

¿Cómo te saco del miocardio, chaparrito? 
Dime tú cómo hiciste para olvidarte de mí así tan fácil, tan sencillo como cerrar la puerta de tu auto.

Todos mis pensamientos son así, empiezo intentando alcanzar la paz dejándote ir y termino cuestionando todo, deseando que me quieras.
Ojalá pudiera cambiar de piel, ponerme una que te apetezca, una que quieras besar en tus noches de insomnio y en las mañanas de hotcakes.
Me siento deshecha.
Me cuesta tanto no tomar el teléfono y llamarte, llorar hasta quedarme dormida, gritarte que te amo y que nunca nadie va a ocupar tu lugar, que nunca volveré a amar como contigo, simplemente porque todos esos hombres que lleguen a mi vida no van a ser tú.
No van a tener tu olor ni tus ojos bonitos, no van a tener tu voz, no van a tener tu dermatitis atópica por el cuello y la pancita, no van a tener tu playlist de Digimon para bailar. 

¿Por qué me dejaste aquí? 
¿Qué te hice? 
¿Qué te faltó?
¿Debí ser más bonita?
¿Debí ser menos sofocadora?
¿Debí ser más inteligente?

Dime porque yo no entiendo nada.
Dime porque a mí me duele el alma de pensar en la madrugada, de cuestionarme como puedo ser suficiente para ti.


No hay comentarios:

Publicar un comentario